9.3.09

el otoño de las tapitas

La lucha es ardua. Un día el mural florece y a los pocos siguientes me encuentro con que las florcitas fueron todas arrancadas. A quién pueden molestarle unas flores de colores sobre una pared triste y gris? Pensé que la molestia no duraría gran cosa, así que volví a pegar las flores, muchas más flores coloridas, con la esperanza de que cambiase la forma de pensar de alguien a quien las flores le molestan, o por lo menos de que este ser estuviese ocupado con cosas más importantes. Pero no, a los pocos días de florecer, el mural fue intervenido por una mano que prefiere dejar huecos grisáceos donde una vez hubo color. El ying y el yang.
Será cuestión de probar en terrenos nuevos, plantar otras semillas en áreas más fértiles.
Se buscan paredes desnudas, viejas, desvencijadas, para ser ocupadas por un jardín de plástico. Alguien tiene?

No hay comentarios:

Publicar un comentario