La lucha es ardua. Un día el mural florece y a los pocos siguientes me encuentro con que las florcitas fueron todas arrancadas. A quién pueden molestarle unas flores de colores sobre una pared triste y gris? Pensé que la molestia no duraría gran cosa, así que volví a pegar las flores, muchas más flores coloridas, con la esperanza de que cambiase la forma de pensar de alguien a quien las flores le molestan, o por lo menos de que este ser estuviese ocupado con cosas más importantes. Pero no, a los pocos días de florecer, el mural fue intervenido por una mano que prefiere dejar huecos grisáceos donde una vez hubo color. El ying y el yang.
Será cuestión de probar en terrenos nuevos, plantar otras semillas en áreas más fértiles.
Se buscan paredes desnudas, viejas, desvencijadas, para ser ocupadas por un jardín de plástico. Alguien tiene?
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