11.3.09
la novela de ipanema
Apenas se apaga el día, que parece aspirado por una fuerza proveniente de atrás de los morros dois irmãos, justo del otro lado, una luna platónica, dorada, extradimensionadamente carioca, va abriendose paso entre las nubes, en un acenso seguro y sensacional para quien contempla. Uh huuuu, repiten todos los presentes, silvando de admiración por ese paisaje, gratis, natural, único, diario, en plena ciudad, disponible para quien quiera mirar. Miro miro miro. Y fotografío. Hoy, después de casi 4 meses de ausencia, mi cámara volvió a la playa, y apenas vio la arena empezaron a pasar cosas raras, falso contacto, batería descargada cuando debería estar con todas las pilas, la cargué la noche toda. La cámara se reveló, es su enojo por haberla dejado guardada con esos días maravillosos de sol, de carnaval, de fin de año, de llegada de verano.
Cuando llegué a casa, la saqué del bolso y la probé. Anda perfecto. Pero lo más extraño de todo es la forma en que la tapa de la lente quedó encajada en el filtro, no la puedo sacar, se trancó.
Me pasan cosas muy raras al lado del sabio de la montaña dois irmãos.
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